7 razones para leer literatura erótica

La lectura es un hábito que ofrece toda una serie de beneficios, tanto que puede mejorar casi cualquier aspecto de la vida, incluido el lenguaje. La lectura aumenta considerablemente el vocabulario y, a la vez que se amplía el léxico, se nota cómo mejoran la gramática, la ortografía y la comprensión lectora. Naturalmente, para que esto ocurra hay que elegir bien las fuentes de lectura. Así que, ¿por qué no podría ser la literatura erótica una de esas fuentes? Es divertida, emocionante y te atrae desde la primera página. 

Podría decirse que se necesitan dos para escribir una novela: el escritor y el lector. Aunque estés leyendo la más explícita de las novelas eróticas, tu forma de transformar las palabras en imágenes en tu mente siempre jugará un papel importante y creará escenas que varían mucho de cómo las concibió el escritor. A diferencia de otros formatos, como el cine, por ejemplo, con la literatura erótica, ya sea en forma de libro o audiolibro, siempre hay mucho espacio para la interpretación individual del lector. Al fin y al cabo, la lectura alimenta esa posesión tan preciada: la imaginación. 

Así que, como ya sabemos, el sexo no tiene nada de malo. Leer sobre la vida sexual y las fantasías de otras personas, bucear en sus deseos y motivaciones, ofrece un prisma distinto a través del cual contemplar y abrazar la sexualidad humana. Haciendo del sexo algo más natural, tras el bombardeo de censura y tabúes que ha teñido la educación de la mayoría de nosotros, podemos aprender de verdad. 

En otras palabras: Si necesitas mantener tu mente ocupada, métela en tu libro favorito. Por término medio, una persona con un teléfono móvil pasa 3 horas y 39 minutos al día mirándolo. La televisión le sigue de cerca, con una media de 3 horas y 24 minutos. No pretendemos demonizar a todos los medios de comunicación que proporcionan contenidos -nada más lejos de nuestra intención; al fin y al cabo, estás leyendo esto en una pantalla-, pero la era digital (al igual que el boom de la televisión antes de ella) conlleva un montón de consecuencias que hay que tener en cuenta. Así que, básicamente, la exposición prolongada a las pantallas provoca una mala higiene del sueño y una menor calidad de la relajación, por no hablar de la visión borrosa, los dolores de cabeza... En su lugar, hazte con un buen libro erótico. Tus ojos, tu cerebro y tu imaginación te lo agradecerán. 

Como acabamos de decir, el uso de las pantallas, sobre todo por la noche, provoca una mala higiene del sueño y una mala calidad del descanso, ya que la luz azul que emanan las pantallas altera nuestro ritmo circadiano. Los ritmos circadianos son cambios físicos, mentales y de comportamiento que se producen dentro de un ciclo de 24 horas y que generalmente responden a la luz y a la oscuridad, de forma que durante el día liberamos ciertas hormonas relacionadas con el rendimiento físico y mental, y durante las horas de oscuridad liberamos otras que priorizan el descanso. Alterar este ritmo con la luz azul de las pantallas provoca un desequilibrio y, por tanto, confunde nuestro ritmo natural de descanso-rendimiento. La lectura, sobre todo la nocturna, te aleja de las pantallas en esas horas previas al sueño y te da sueño. Además, si es literatura erótica la que has elegido para adornar tu mesilla de noche, tus sueños van a ser muy.... prometedores. 

La monotonía puede a veces paralizarnos y debilitar nuestra libido hasta convertirla en una versión reducida de su verdadera búsqueda de placer. La literatura erótica, sin embargo, nos saca de la rutina diaria y nos transporta a nuevos horizontes llenos de pasión y deseo. Los personajes no sólo despiertan nuestra empatía para que nos sintamos reflejados en las historias, sino que también pueden proporcionarnos la inspiración para descubrir nuevos deseos y, así, explorar nuestra sexualidad.

El sexo es más que un simple A B C. En nuestra cabeza recogemos lo que hemos aprendido y atesoramos lo que nos llama la atención o nos complace de alguna manera. Sin embargo, es imposible llenar nuestras fantasías con realidades que no podemos ver, porque "lo que no podemos visualizar, no existe". La sexualidad humana es, afortunadamente, una bestia compleja, llena de matices y alimentada por la cultura que nos rodea, pero también es innata y nuclear. Uno puede explorar su propia sexualidad a través de la literatura erótica, utilizándola como un escaparate hacia otras realidades. Al fin y al cabo, como dijo George R, R. Martin, "un lector vive mil vidas".