5 maneras de despertar la libido femenina

Lo primero que te pedimos que reflexiones es si estás leyendo este artículo porque intentas cumplir unas expectativas sobre la libido o el deseo que no son las tuyas, o es que te sientes desconectada de tu propio deseo y buscas la forma de reactivarlo. Si es la segunda opción, quédate por aquí. 

Si es la primera opción, te sugerimos que que asista a algunas sesiones de terapiaya que es muy posible que tengas algo más que trabajar que la libido. Atención. Sin embargo, esto también es aplicable si se trata de la segunda opción, ya que sin duda puedes trabajarlo mejor allí que leyendo un artículo. Con una intervención más personalizada que lo que ocurre aquí y con tus propias herramientas de activación.

De hecho, el deseo es una de las razones más comunes para asistir a terapiaya sea porque la gente cree que tiene demasiado poco o porque cree que tiene demasiado. Pero desglosémoslo: para empezar, ¿qué es el deseo?


Deseos en plural

Una de las muchas trampas en las que caemos es pensar que el deseo es una "entidad" que va y viene. Y esto ocurre porque utilizamos el término en singular. Al hablar del deseo, la mayoría de la gente cree que puede acceder a él o despertarlo con una especie de interruptor, o que se trata de algo único. Como si sólo hubiera una forma de desear o un único deseo.

Por eso es importante que utilicemos la forma plural. Cuando hablamos de deseos en plural, las posibilidades y opciones se multiplican. Y enseguida se amplía la lista de lo que entendemos por "deseo".

Abrir así nuestra mente nos ayuda a comprender cómo funcionan nuestros deseos, lo que deseamos y lo que queremos, y cómo nuestro cuerpo reacciona en consecuencia.

Diferencia entre deseo y excitación

En Sexología hablamos de cómo los deseos son la motivación o el interés por algo erótico, mientras que la excitación es la respuesta física a un estímulo placentero.

O dicho de un modo más sencillo: Los deseos son los que causan el movimiento, y la excitación es la respuesta al movimiento. Y aún más sencillo: Los deseos son lo que me apetece, y la excitación es la respuesta a lo que me apetece, es decir, cómo reacciona mi cuerpo.

Al comprender esta diferencia y utilizar la forma plural, estamos dando a nuestra mente una hoja de ruta totalmente nueva con la que ahora podemos hacer estas cosas para que la libido funcione.

5 cosas que puedes hacer para activar tus deseos

  1. Lee, mira, estimula tu cerebro                    

Los deseos pueden desencadenarse conscientemente. ¿Cómo? Inundando el cerebro de estímulos. Cuando encuentres palabras, películas o programas de televisión que estimulen lo que quieres hacer, se desencadenará una reacción en tu cuerpo. Le estás dando pistas para que desencadene lo que buscas. Para encontrar deseos y trabajar tu libido, tienes que averiguar qué la activa y estimularte a partir de ese punto.

  1. Imaginar y planificar

Cuando dejas que tu mente divague, creando escenarios eróticos y planeando encuentros en tu cabeza, estás alimentando la parte de tu cerebro que potencia la estimulación, la reacción y los deseos; el área totalmente conectada con la excitación. Es como un músculo: cuanto más lo actives y lo entrenes, más querrá hacer lo que estás imaginando. Pero para ello necesitas los estímulos del punto 1. 


  1. Descubre lo que te gusta 

La mayoría de las personas que se someten a terapia llegan sin haber descubierto qué les excita y cómo. Basan sus ideas en lo que se considera correcto, lo que la sociedad les ha dado como ejemplo de deseos o lo que su entorno les ha proporcionado. Cuando rompes estas barreras y buscas descubrir tus deseos, estás conectando de verdad con lo que tu cuerpo te pide y, como consecuencia, tu cuerpo reacciona.


  1. Exige lo que quieras

De nada sirve estancarse en el "es que mi pareja no entiende mis deseos". Nuestras parejas no son lectoras de mentes y, sin una comunicación fluida y sin que tú hagas algunas peticiones, es complicado, o incluso casi imposible, que consigan excitarte o proporcionarte lo que buscas en un encuentro. Cuanto más te comuniques y exijas, mejor será tu propio placer y más ganas tendrás de ponerlo en práctica.


  1. Libérese de juicios y expectativas

No caigas en esa trampa. Si vas a investigar en serio lo que te gusta y cómo reacciona tu cuerpo ante ello, no empieces juzgando. Porque si lo haces, no sólo te estás limitando, sino que también te estás castigando. Y los placeres no son para castigarlos, sino para disfrutarlos. Y, por supuesto, un encuentro cargado de expectativas está condenado al fracaso. Porque nunca saldrá exactamente como lo imaginamos en nuestra cabeza. Lo mejor es pensar con antelación, comunicarnos, hacer planes con nuestra pareja y luego dejarnos llevar.

 

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